miércoles, 20 de enero de 2010

Dejando huella


Hay personas que pasan por la vida de puntillas, sin ruido, como si no fuera con ellos. Por el contrario, hay otras que más que huellas dejan surcos. Este es el caso de Valentín. No sé si he conocido persona tan vital, tan ilusionada cuando algo le gustaba, con tantas ganas de crear, expresar, representar, lo que para él, durante toda su existencia, era vivir.
Valentín no podía hacer algo de cualquier manera. Lo tenía que hacer bien, tenía que sonar, bueno, resonar. Tenía que ser lo que él denominaba un gori gori.
No podía estar mucho tiempo parado. Aunque creo que nunca lo estuvo ya que su cabeza era un generador sin fin de ideas y proyectos.
Valentín conocía como nadie la vida a través de los autores, de sus personajes, de sus historias y sabía ubicarlos perfectamente en cada momento, en cada lugar, en cada tiempo.
Supo plantearnos el gran dilema de si Navarra tenía que ser sola o con leche, si los retablos tenían que tener flautista, si el carlismo era música celestial, si en el mundo cabían ciudades revolucionarias, si Pamplona era un circo o si un tal Friolera tenía cuernos. Pagamos cuatro cuartos por ir a la ópera, conocimos a una Marta muy piadosa, hicimos de celestina, vivimos muchos días en una ratonera, e investigamos un crimen para ver si era perfecto. Y además, fuimos muy, muy Don Juanes. Incluso consiguió sentar a las dos pamplonas en el cabaret de “la bombonera”.
Pude compartir con él algunas de sus pasiones artísticas, de su vehemencia, de su sensibilidad, de sus silencios y de sus gritos. Siempre recordaré su imagen en penumbra en la fila 7 de su amado Gayarre, recostado, más bien semihundido, en una butaca de una sala vacía, por la que asomaba su cabeza, mientras que unas luces traicioneras hacían brillar sus gafas, cuando supervisaba los ensayos..
Me acordaré de cómo nos contaba sus ideas, de cómo nos quería hacer partícipes de las mismas y de cómo después disfrutaba llevándolas adelante.
Querido amigo Valentín, me despido de ti como lo hizo en su día Don Juan:

“Llamé al cielo, y no me oyó,
y pues sus puertas me cierra,
de mis pasos en la tierra
responda el cielo, no yo.”
Jorge Mori Igoa
Concejal socialista del Ayuntamiento de Pamplona

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